¿Cuándo debo cambiar el casco de la bici?

Un casco para bicicleta, como la mayoría de las cosas, tiene una vida útil limitada. El tiempo de duración de esta vida depende de varios factores.

No debería haber debate sobre la certeza de que el casco es uno de los principales elementos de seguridad para un uso de la bicicleta, ya sea recreativo, deportivo o de transporte.

Por lo que deberíamos usarlo siempre que salgamos a pedalear con la bicicleta.

¿Cuál es la fecha de caducidad de un casco de bicicleta?

En estos momentos, en los cascos de bicicleta, no hay marcada una fecha de caducidad como si lo hay en algunos de motociclismo (está por los 6 años). Pero por nuestra experiencia y recomendación de muchas marcas el plazo para cambiar un casco de bicicleta debería ser, como mucho, de cuatro o cinco años como máximo. Siempre que el casco haya sido usado correctamente y no haya sufrido ningún golpe.

Materiales usados en la fabricación y partes de un casco

• Carcasa: es la capa que vemos, la estética y que protege la espuma expandida con la que se conforma el relleno de un casco. Suele ser de  policarbonato de vinilo (PVC), excepto en los modelos que no utilizan tecnología "inmold" (fusión térmica entre relleno y carcasa) en cuyo caso la cubierta puede ser directamente de espuma de poliestireno expandida o una capa de algún material termoplástico que sirva de carcasa. 
• Protección interior: según si el modelo de casco es de una gama superior o más económica la protección interior varía. En los modelos de gama alta, el relleno se proyecta en una estructura para mejorar la distribución de las cargas en caso de impacto. Los materiales de que están hechas las armaduras suelen ser de aramida o kevlar. Algunas marcas utilizan poliamida e incluso grafeno. 
• Relleno y material amortiguador: El material usado generalmente es el poliestireno expandido (EPS), aunque algunos cascos llevan éter de polifenio (PPE). Es la parte más vulnerable a los impactos y a las sustancias químicas.
• Correas de sujeción: Suelen estar fabricadas en Nylon y tienen parte de la responsabilidad de fijar y asegurar el casco a la cabeza del ciclista. Deben ser lo más cómodas posibles.
• Elementos para ajustar el casco: junto con las correas y su sistema de cierre son los encargados de ajustar el casco a la cabeza. Las marcas utilizan sistemas de fijación occipital fabricados, mayormente, en plástico sintético.
• Almohadillas: Son las encargadas de aumentar el confort del casco, así como de ayudar a evaporar el sudor del ciclista. Suelen ser de espuma recubierta de textil.

Causas de degradación de un casco

Hay varias causas que pueden hacer que un casco se degrade (sin contar el defecto de fábrica).

• Dejarnos el casco en el interior del coche y que le den los rayos solares a través de una ventana. Esto produce un efecto lupa que aumenta la potencia de los rayos solares, afectando en un principio a los colores de las primeras capas, pero alterando también a los materiales interiores.
• Guardar el casco húmedo. La humedad atacará a las almohadillas y correas deteriorándose más deprisa. Si lo dejamos para que se seque, que sea en un lugar donde no le dé el sol directamente.
• Limpiar el casco con productos químicos. Nunca debemos limpiar el casco con productos químicos, ni disolventes, debemos usar agua tibia y un detergente neutro. Una vez limpio debemos dejarlos secar en un lugar donde no le de directamente el sol,
• Impactos directos. Por muy obvio que nos parezca esta es la peor causa para el deterioro de un casco. Tras una caída o golpe en el que el casco está implicado directamente, es aconsejable cambiarlo. Aunque a simple vista no se vea afectado puede tener una grieta interior que les restaría eficacia en su cometido en caídas o golpes posteriores.
• Colocar cosas pesadas encima. Cuando lo guardemos, debemos procurar no colocar nada pesado, ni punzante encima.

Pero ¿Cuándo debes cambiar el casco?

Si tenemos en cuenta que un casco no ha sufrido ningún golpe o caída, se ha cuidado con mimo, lavándose correctamente sin usar químicos, secándose correctamente y guardándose de forma que nada afecte a sus propiedades, aconsejamos, como decíamos al inicio, que se debería cambiar a los 4 o 5 años.